miércoles, 29 de diciembre de 2010

El dolor físico puede provocarte dolor emocional, dolor sentimental. Ni siquiera sabes por qué, solo lo sientes. Tu corazón late instintivamente, respiras sin quererlo, escuchas.. Nada tiene un por qué ni un cómo. Todos hacemos lo mismo. ¿Humanidad? Es posible.
Te sientes sin fuerzas, no quieres hacer nada porque crees que no sirve de nada, que nadie te echará en falta.
Las hojas de los árboles caen como los latidos de tu triste corazón. ¿Por qué sigues aquí? Es una pregunta estúpida. Solo sientes que ese maldito dolor físico te está destrozando el alma, te está envenenando cada fibra de tu ser. 
Pero no tienes más remedio que seguir adelante porque es lo que querías. No te importaría no seguir viviendo, pero, ¿por qué dejar de hacerlo? Simplemente no tienes ninguna razón para vivir o para no hacerlo. Bueno, es cierto que hay varias cosas que te perturban, que te dificultan el camino de tu existencia; pero las piedras siempre estarán ahí, siempre tropezarás con unas cuantas. Algunas te harán rectificar y mejorar. En cambio otras te harán sentirte realmente miserable.

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