viernes, 12 de noviembre de 2010

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Tengo tantas cosas para decirte que ni siquiera sé cómo ni por dónde empezar.
Comenzaré con algo simple: ¡eres un falso! ¿Por qué te empeñas en aparentar ser quien no eres? Lo más gracioso es que lo haces con aquellas personas que apenas te conocen. ¿Qué ocurre con los que somos tus amigos? Sólo sabes ver el lado negativo de las cosas y no valoras lo que tienes.
Odias que presten más atención a alguien que no seas tú y no tienes más remedio que integrarte y hacer lo que hacen los demás, excepto cuando prefieres poner tu cara de amargado e irte.
Lo mejor de todo es que crees que vales demasiado, cuando en realidad estás amargado y vas a acabar quedándote solo, ¿sabes por qué? Porque estás tirando lo poco que tienes creyendo que seguiremos ahí cuando lo necesites de verdad. Pero te estás equivocando. Lo que va a ocurrir es que, cuando en verdad te des cuenta de lo que has hecho, querrás arreglar las cosas, pero será demasiado tarde porque ya nadie contará contigo, nadie se acordará de ti ni para decir cosas malas. Y encima te molesta que te digan la verdad. Pues mira, cuando todo esto te ocurra ya no estaré para decirte un "te lo dije pero no me escuchaste", porque no querré saber nada de ti. De hecho poco me importa ya lo que hagas o digas porque es mucho mejor estar lejos de ti.

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