Muchas veces nos vemos obligados a hacer cosas que no queremos. Entonces todo se complica por absurdas circunstancias y puede que ése sea el fin de muchas cosas.
Te enfadas por tonterias y lo tiras todo por la borda, deseando huir de aquello que te hiere. Pero no sólo huyes de eso, sino que huyes de todo y te aíslas creyendo que es la mejor solución.
Y llega el día en el que te das cuenta de que en ningún momento le importaste a nadie, que todo fue una mentira que te creíste pensando que era cierta. Y, ¿qué tienes? ¿con qué te has quedado?: con las mentiras de aquellas personas que considerabas importantes. ¿Qué eras tú para ellos?: nada.
No nacemos siendo falsos, mentirosos y egoístas. Nos hacemos así nosotros mismos. Y quien diga lo contrario es porque no tiene una excusa mejor para decir que, simplemente, no va a cambiar. Pero, ¿a quién le importa? La mayoría prefiere oir una dulce mentira antes que una buena verdad.
Yo prefiero la verdad, pero por lo visto nadie me la va a dar.
¿Qué más da si no tienes amigos de verdad? Lo que importa es que los demás vean que tienes vida social. Así es la gente de hoy en día. Sólo viven aparentando y les da igual si no hay nada más detrás de las palabras.
"Con el tiempo te vas dando cuenta de que lo que de verdad importa está en el interior".
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